Descripción
En esta selección presentamos matices de Torrontés, una uva fresca, aromática, de acidez moderada. Existen 3 variedades principales: riojano, sanuanino y mendocino. El riojano es el más aromático de los 3 y el más universalmente plantado, cruce de Moscatel de Alejandría y Criolla Chica.
Predominantemente cultivado en Salta, el riojano se planta en suelos arenosos y a grandes altitudes, a partir de los 1.600 metros, condiciones que ayudan a mantener su acidez y sus sabores. El sanjuanino en San Juan, en cantidades muy inferiores; y el mendocino, el de menos superficie plantada, se encuentra sobre todo en el sur de Río Negro.
Seleccionamos 3 exponentes con diferencias bien marcadas:
Trasciende viene de un parral cuyano plantado hace 30 años con suelo de origen aluvial franco arenoso y subsuelo pedregoso,
lo que facilita un buen drenaje del agua. Se cosecha el 16 de marzo, despalillla, fermenta con sus pieles y se macera durante un mes. La mitad del vino hace crianza en huevo de cemento y la otra mitad a una barrica usada. Se hace el corte y
embotella el 29 de enero 2024.
Los Dragones es un proyecto de 3 hermanos que apostaron por Barreal, en el Valle de Calingasta. Andrés Biscaisaque, a cargo de la viticultura y enología, es un andinista que unió su pasión por las montañas con la agricultura sustentable y el vino. Este Torrontés de la variedad Sanjuanino proviene de la parcela Pasto Blanco en Finca Pastorelli a 1,500 m.s.n.m. en Paraje Hilario, Valle de Calingasta, San Juan. Calingasta es un valle único por su geografía y su aislamiento. Se desarrolla longitudinalmente entre la cordillera frontal y la precordillera de los Andes, con un clima seco donde llueven menos de cien milímetros al año y una amplitud térmica muy marcada. Por sus características, nacen vinos con un estilo muy singular de madurez, frescura y hierbas salvajes. El suelo es coluvial pedregoso con rocas metamórficas, sedimentarias y material fino. El viñedo tiene más de 80
años y está conducido en parral.
Matías Riccitelli, se crío en una bodega, y como él dice: “the apple doesn’t fall far from the tree”. En 2009 empezó a hacer sus propios vinos y hoy cuenta con una propuesta ecléctica de búsquedas incesantes. En la búsqueda de viñedos olvidados en Río Negro, se encuentra esta finca plantada en la década de 1960 en pie franco. La sanidad del viñedo permite trabajar con pocas o cero curaciones en la cosecha manual, fermentar con levaduras nativas y con 50% en contacto con pieles. Este vino muestra una expresión del Torrontés particular, distinta a la que conocemos de Mendoza y el NOA, una fruta más cítrica y de mayor tensión y persistencia.