Descripción
La Criolla es una variedad de Vitis Vinifera introducida desde España a las costas occidentales de América del Norte y del Sur por los misioneros católicos del Nuevo Mundo para su uso en la elaboración de vinos sacramentales, de mesa y fortificados. Se cultiva en América del Sur, particularmente en Chile y Argentina, bajo los nombres de País y Criolla.
Seleccionamos 3 exponentes argentinos:
Rocamadre es el proyecto más personal de JuanFa Suárez (Finca Suarez y Traslapiedra) ubicado en Paraje Altamira, a partir de uva de los viñedos de la bodega familiar. La búsqueda en este caso son vinos de mínima intervención, de partidas chicas y que reflejen el carácter del lugar.
“Esta Criolla es un vino tinto elaborado con uvas de un viejo parral de Criolla Chica, con una crianza en barrica usada de seis meses. Tiene notas de bayas rojas brillantes y es ligero y fácil de beber, fresco y flexible.” – Luis Gutierrez, The Wine Advocate
Cara Sur es un pequeño proyecto de Pancho Bugallo y Sebastián Zuccardi en Barreal, en el valle de Calingasta en el cual trabajan con variedades criollas de viñedos viejos que están recuperando. El nombre tiene origen en la Cara Sur del cerro Mercedario y una historia de supervivencia.
Cara Sur Criolla es un corte de 4 parcelas de Finca Maggio en Paraje Hilario, con algunas otras variedades criollas mezcladas. De viñas de más de 80 años, algunas incluso de más de 100, un vino fácil de tomar, con un perfil frutado y terroso.
Passionate Wines es el proyecto personal de Matías Michelini donde, junto a su familia busca mostrar Tupungato en su más pura expresión. Via Revolucionaria es la línea donde desafía la enología clásica y busca nuevos caminos.
La Criolla Grande, uva de grandes rendimientos y usada generalmente para vinos de mesa, viene de un parral orgánico de tupungato de alrededor de 1950, es despalillada y fermentada en huevos de concreto. Con un perfil similar a la Criolla Chica, su origen genético, frutado y terroso, pero con menor carga tánica, amable y jugoso.