Descripción
La Bonarda constituye la segunda variedad tinta más cultivada luego del Malbec y una de las más tradicionales. Introducida en el país con las corrientes inmigratorias de fines del siglo XIX, su cultivo se inició en la región de Cuyo. Uno de sus sellos característicos la profundidad de su color.
Recientemente los productores comenzaron a descubrir el gran potencial de la Bonarda como varietal, cuya importancia se evidencia por su adaptabilidad a regiones calurosas. Del total cultivado en Argentina, el 60% se encuentra en el este de Mendoza, zona cálida ubicada a unos 700 metros de altura.
Produce un vino franco, honesto, de buen cuerpo y color, con aromas frutados de frambuesa y sutiles acentos anisados. Cuando interviene en vinos de corte, aporta intensidad cromática y notas frutales. Su buena estructura le permite ser añejado en barricas con buenos resultados.
Seleccionamos 3 interpretaciones de Bonarda:
Passionate Wines es el proyecto personal de Matías Michelini donde, junto a su familia busca mostrar Tupungato en su más pura expresión. Via Revolucionaria es la línea donde desafía la enología clásica y busca nuevos caminos.
La Bonarda Pura, viene de un vieja pérgola de La Arboleda, en Tupungato es fermentada con maceración carbónica, en busca de un vino fresco, jugoso y con mucha fruta.
Escala Humana es el proyecto personal de Germán Masera (Noemia, Sophenia, Passionate Wine), buscador incansable de viñedos olvidados y variedades desconocidas, como Malvasía y Bequignol por ejemplo, que busca trabajar los vinos con la mínima intervención posible. En este caso, una Bonarda que busca mostrar un Gualtallary amplio, con uvas de 3 fincas muy diversas. Vino fresco, frutado y equilibrado.
“Este vino nace de la búsqueda de integrarme a un lugar con tanta fuerza natural como es Gualtallary. Por eso cosecho uvas de 3 fincas con absoluta diversidad entre ellas y el día de cosecha, que por cierto es el mismo para los 3 viñedos, lo decido yo. No tiene que ver con el estado de madurez ideal de cada una de las uvas, sino con una decisión puramente humana.” – Germán Masera
En los últimos 10 años Sebastián Zuccardi tomó las riendas de los vinos de alta gama de la bodega después de trabajar varios años explorando viñedos del Valle de Uco y en el aréa de investigación y desarrollo de la bodega. De estos experimentos surgieron dos vinos inspirados en sus abuelos, Tito y Emma.
Emma, originalmente proveniente de viñedos viejos en Santa Rosa, al este mendocino, hoy encontró su lugar en el Valle de Uco, de San Pablo que aporta la frescura y el nervio, y altamira que aporta el volumen y la textura. Una nariz austera de hierbas y especias, con un toque terroso, y una boca de taninos finos y gran frescura.