Para muchos amantes del Ródano los vinos de Jean-Paul y Corinne Jamet representan la expresión más pura, honesta y clásica de Côte Rôtie.
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Los hermanos (Jean-Paul y Jean-Luc, quien ahora tiene su propio emprendiemiento) llevan 25 años trabajando en las laderas de Côte Rôtie, habiéndose hecho cargo de la bodega familiar tras la jubilación de su padre Joseph a mediados de los años ochenta. Como resultado, los Jamet tienen fuertes opiniones sobre qué influye en el carácter de sus vinos. Para ellos, lo que más importa es la naturaleza del suelo, seguido de la altitud.
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La mayoría de sus parcelas –25 que suman 8.5 hectáreas– se encuentran en la Côte Brune, cuyos suelos de esquisto marrón producen Syrah de frutos negros, con una estructura tánica y una longevidad fuertes. Tienen sólo dos sitios en la Côte Blonde, y estos proporcionan el carácter floral menos estructurado de la fruta roja que equilibra tan bien la fruta negra.
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Los Jamet hacen la primera fermentación con racimos enteros en tanques de acero inoxidable durante 3 semanas. El vino se guarda en Demi-Muids de 600 litros, 20% nuevas, por 2 años y se embotella sin filtrar.
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Jean-Paul y Jean-Luc son maestros de ir contra la corriente modernista: fueron precursores en la minimización del uso de barricas nuevas, en la vinificación con racimos enteros, en el trabajo manual de sus parcelas en relieve, pero –ante todo– en la renuncia total y permanente a la parcela única, prefiriendo en vez producir un blend de parcelas que mejor representara toda la apelación.
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Su estrategia es sencilla: vinificar como sus ancestros y no perder de vista lo más importante: buscar siempre la más pura y auténtica expresión de la tierra.
